Los celtas creían en fantasmas, demonios y duendes. Ellos solían poner velas en sus ventanas para alumbrarles el camino hacia el mundo de los vivos. Ellos solían dejar fuera comida para agradarles. Si aquellos espíritus no tenían nada que comer, ellos harían diabluras a la gente de la casa. Así que todo el mundo intentaba encender sus velas cerca de la ventana y dejar un nabo o remolacha, o algunas manzanas en la puerta para prevenir que cualquier tipo de demonio que llegase a sus casas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario